Crítica a Batman Ciudad de cicatrices




Batman City of Scars, de Aaron Schoenke, es un muy modesto proyecto que se esfuerza en capturar la esencia del universo de Batman. 

Batman: Ciudad de Cicatrices (Batman City of Scars) es escrita, producida y dirigida por Aaron Schoenke. Un modesto trabajo que parece que se esfuerza mucho por seguir el estilo gótico visual de Batman de Tim Burton y al mismo tiempo por ofrecer una historia policiaca como lo hiciera Christopher Nolan con su trilogía gótica, no obstante, Schoenke apenas y logra entretener con un filme que se nota pretenciosamente inocente.

En su momento dejé claro que fanático de El Caballero Oscuro no soy, pero también se sabe que lo admiro, lo respeto y que resulta interesante, aunque tenga mis reservas. Sostengo que las películas realizadas por Joel Schumacher son realmente patéticas, pues de lo poco que sé de Batman para empezar, es que su mundo es una alegoría de la oscuridad humana, cuestión que no refleja con éxito este filme, en el cual las situaciones más ilógicas pueden suceder. De esa manera, aunque Nolan les otorgó cierta dimensión y profundidad a los personajes en sus películas (2005, 2008 y 2012), queda claro que las cintas de Burton se llevan el premio mayor al estar mejor apegadas a los cómics.

Con Schoenke al mando, esta historia, que no guarda relación alguna con ninguna de las películas ya mencionadas del personaje, arranca con Batman (Kevin Porter) como el mero narrador con un estilo wanna be Rorschach persiguiendo al Guasón (Paul Molnar), quien no para de cometer sus bromas criminales, secuestrando a niños y matando a todo aquel que se interponga en su camino.

Se le reconoce la inclusión de elementos cruciales en la historia, tales como el asilo arkham, la tetralidad del guasón matando personas, vistazos de la locura de Harley Quinn¸ la estación de policía, el escepticismo ante el vigilante nocturno y la tecnología usada por el superhéroe, así como sus múltiples entrenamientos que lo vuelven invencible, pero de ahí no pasa y es el gran problema aquí: esta película parece un mero retrato con piezas clave de tono inocente sobre un cómic que en realidad es más complejo.

Empezamos la historia y los diálogos de Batman hacen pensar que será una película al menos interesante,  pero después de un buen rato y con escenas propias de una serie televisiva, termina por perder verosimilitud con niños asesinos, o la postura de una agente de policía que no está a gusto con el vigilante nocturno merodeando por ahí.

Y si esto no es suficientemente malo ¿qué hay del diseño de vestuario?, especialmente en el de Batman. La caracterización del guasón es rescatable y sus actos aviesos son un punto a favor, pero si Nicholson es EL guasón, desde luego Molnar no le iba a llegar a los talones ni siquiera a Ledger.

Viendo el producto, como una especie de cortometraje tiene un guión aceptable, más si entendemos su categoría y el público al que va dirigido, situación que se entiende al darle tanto protagonismo a un pequeño como para que éste lograra hacer pensar al caballero oscuro sobre su propia humanidad. Es una película notoriamente pequeña, eso se nota pues su costo de producción no pasó de los 27, 000 dólares, habiéndose estrenada en junio del 2011, este filme de Aaron Schoenke es un muy modesto proyecto que se esfuerza, aunque no lo logra completamente, en capturar la esencia del universo gótico.

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