Crítica a MONSTER



A la altura de animés como One Piece y Death Note, llega Monster para hacerse un lugar entre las grandes historias. 

En la categoría de grandes animés donde encontramos personajes comunes dotados de habilidades especiales o sumergidos en situaciones peculiares con grandes historias; siempre que se genere una conexión con el público se construye algo trascendente, sin embargo, éstas no serían consideradas tales si los personajes que las representan no fueran dignos de tomarse en cuenta, ya sea por su valía o por su determinación ante todo tipo de circunstancias. 

Está claro que las historias sin conflicto, no son historias, y ésta una ley universal en la literatura, en el teatro, en el cine y, por supuesto, en el animé ¿o no? Pues bien, así como One Piece, y su respectivo gran acontecimiento, es considerado uno de los animés (y manga) más longevos y atractivos entre el público de todo el mundo, también encontramos a Death Note como una historia espectacular de sorpresas y retos para el espectador, la historia sobre un individuo con un intelecto impresionante que se embarca en una guerra personal contra el sistema. En una línea semejante donde se encuentran implicados Bien vs Mal, pero con el tono precursor, hallamos a Mazinger Z como una reflexión sobre la tecnología en tiempos de antaño; el animé que recrea, y explora en cierto sentido, la historia del mítico y famoso personaje de Bram Stoker, Drácula en Hellsingincluso Another es ejemplo de un animé que parcialmente logra mantener el suspense, donde la historia sobre un incidente escolar involucra directamente a una muchacha taciturna, quien esconde un terrible secreto. Ahora toca el turno a la codiciada y famosa Monster

Este animé fue escrito por Naomi Urasawa comenzando la serie del mismo en 1994. En el año 2004 Madhouse adquirió los derechos para adaptar el manga en animé en formato setentero. El animé es dirigido por Masayuki Kojima y la historia tiene una duración de setenta y cuatro episodios. 

Kenzó Tenma es el protagonista de esta historia. Es médico, el mejor del hospital donde labora y está comprometido con una bella joven llamada Heinemann, que es la hija del director de dicho hospital. El guión recurre a una cita bíblica para expresar una reflexión en torno a una bestia, probablemente la oscuridad humana en este caso. Sin embargo, eso no es todo el asunto aquí. Armado con una animación que por momentos resulta impresionante, casi en ángulo 3D, y por otros decorado con el estilo tradicional de la época en que surgió, sin perder la calidad de la narrativa, el capítulo logra introducir con asombrosa habilidad al espectador por los aspectos emocionales y sociales del protagonista, volviendo diáfanos sus conflictos internos, sus emociones y las razones por las que toma sus decisiones. 

Al ser el mejor médico, Kenzó Tenma atiende los casos más complicados (sí, la referencia a Dr House no pasa inadvertida...), pero también los que presentan cierto interés a sus allegados, no obstante, no se enorgullece de ello y ahí es donde el guión se destaca de otras historias; la ética, la biología y la medicina no quedan relegadas a planos inferiores y aquí se muestran como soporte al espectador con el propósito de que éste entienda las decisiones que Tenma toma, para así enfrentar posteriormente sus respectivas implicaciones éticas. 

La historia, ya dijimos, es muy clara; acompañada de diálogos profundos y claros simultáneamente, nos lleva a conocer el mundo en que Tenma se desenvuelve: está comprometido, el director del hospital -su suegro- sutilmente aprovecha su posición para obligarlo a atender los casos que más le convienen, posicionando a Tenma en un compromiso para el cual puede no estar preparado psicológicamente. "Simplemente unas vidas valen más que otras" o "El avance científico es prioritario por encima de salvar vidas" se dice en el episodio, el cual tiene de todo. Como género, tiene varias lecturas desde el cual disfrutarse: como un misterio médico, como un drama médico, como un drama psicológico, como terror psicológico, como una serie policíaca, todo junto, especialmente porque los giros de tuerca son impecables, asombrosamente claros y dotados de una adrenalina que nos impide quitar la mirada del televisor. 

Gracias a una correcta edición, logramos conectar completamente y a detalle con las emociones de Tenma, comprendiéndolo, empatizando con él y sintiendo, a su vez, la necesidad de pedirle que reaccione, que actúe como mejor lo consideramos. El personaje, tal y como dos flashbacks nos lo hacen notar, se debate entre lo que considera correcto y los intereses financieros del hospital, ejerciendo una presión emocional y realmente turbadora en él. Incluso una escena nos recuerda lo escalofriante de la serie Criminal Minds y lo difícil de series como E.R., pero, aunque hablemos de universos diferentes, son las temáticas las que conectan estas cuestiones; Monster logra hacerse un hueco, en gran parte por la elegante construcción de sus personajes, cuidando sus matices y la psicología que los rodea.  

Llama la atención, y es en cierta forma interesante, que el contexto sea Alemania, ya que podemos sentirnos involucrados en su cultura y en lo que, a nivel de la medicina, puede enseñar; lo que viven y sufren los médicos, como en su estilo lo ha hecho Dragon Ball con las peleas, será aquí una muy divertida mirada humana, una exploración diferente que tiene algo que contarnos. Monster ha llegado para sacudirnos el asiento de la emoción, de observar y apoyar a Tenma en sus decisiones, y observarlo enfrentar sus consecuencias. 

Ahora bien, como he dicho ya, una gran virtud de esta historia es su capacidad de conexión con el espectador, pues logra que inmediatamente nos sintamos identificados con él y diciendo "Sí, yo le diría esto" o "Mm yo lo haría así" "Entiendo sus nervios, pobre de él". Es esa conexión emocional la que convierte a Monster en una aventura personal, una de la que no queremos salir pronto, rogando que dure más tiempo. Aplausos para este animé que tiene todo para ser grandioso. 

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