Me estás matando Susana. Nosotros no somos posesivos, cómo crees...



Creo que estamos a buen tiempo de acercarnos al cine y disfrutar de las producciones nacionales, pues hasta ahora, las mismas han aportado historias que o se burlan sanamente de la cultura que las respalda, o demuestran por qué sí tenemos cosas que aportar y que nos distinguen en el mundo. Así como la cinta protagonizada (en parte) por Paleta hablaba de la maternidad desde la naturaleza y la crianza, además de que es un importante tema universal, también lo es el contexto en que lo aborda. Ahora, en este rubro de lo que nos corresponde como nación, llega Me estás matando Susana. Primero que nada, no poseo la referencia directa obligada para saber si la adaptación tiene calidad o no. Al autor de la novela que inspira esta película, José Agustín, lo ubico más en concreto por otra de sus novelas, De perfil. Una vez que se lee esa novela y se ve esta película, caemos en la certeza de que es un autor al que le gusta satirizar la cultura mexicana en cada uno de sus matices. Y verás por qué. 

Eligio (Gael García Vernal) es el esposo de Susana (guapísima Verónica Echegui), quien se la vive entre rodando comerciales "para pagar las cuentas" (aquí en este país eso no pasa ¿o sí?) al mismo tiempo que disfruta chelear, pasar el coto e ir de fiesta. La película comienza con este contexto, sólo que la narrativa de la cámara te lo cuenta de volada y, también, es algo que deduces en los primeros minutos de la proyección. Eligio representa el estereotipo más natural y vivo de nuestra cultura mexicana: el típico mexicano cínico, desvergonzado, con licencia para la infidelidad, extremista, celoso pero que nunca niega una cerveza; en pocas palabras, vivimos para el desmadre. Y luego hay quienes se preguntan por qué sus mujeres los dejan. Por qué será...

La historia arranca cuando Eligio trae a sus cuates a la peda en su departamento, hasta que se da cuenta de que Susana no está. El primer tercio de la trama se centra en temas emocionales como la culpa, el cinismo, la duda, la mentada de madre obligada y la búsqueda que el protagonista realiza tratando de encontrar a su esposa. Hasta que viaja a EUA y la encuentra con otro sujeto. Los celos estallan, es cuando el segundo acto se ocupa de colocar la cultura mexicana bajo la óptica americana, donde irremediablemente la cinta adquiere un tono irónico en todo su esplendor. También es la parte donde los chistes mexicanos, las ocurrencias y las tonterías típicas del güey celoso cobran vida. Te reirás mucho. Es aquí donde también esta película sigue un camino hiperbólico semejante al que abordara TED (Dir. Macfarlane, 2012) sobre la madurez. Aquel enfoque realista (porque así es en muchos sitios del mundo, incluido el país de un servidor) donde la mujer es presentada como un ser humano íntegro y maduro, que sabe lo que busca, mientras que al hombre, al menos rumbo a su etapa adulta y responsable, es retratado como el sujeto que busca lo que no necesita para presumírselo a quien no conoce. 

Y así como la química entre Susana y Eligio es creíble, disfrutable y encierra moralejas sobre no ser obsesivos, posesivos ni celosos, también aborda el tema de la infidelidad, sólo que aquí lo sugiere como algo exclusivamente mexicano. La atmósfera social gringa que presenta es enmarcada sólo de pasada y de una forma estructurada y limpia. Es, desde esta postura, que conocemos a parte del elenco secundario, entre quienes se encuentra la bellísima Irene (Ashley Hinshaw, quizá la recuerdes de la serie Gossip Girl). Una subtrama encontrada entre Susana e Irene es la vertiente sobre los segundos amores, cómo la infidelidad tiene diversos miramentos y todos son punitivos. 

Te reirás con el Spanglish, con los modismos, con las ocurrencias y travesuras de Eligio, al mismo tiempo que vislumbras, conforme la cinta llega a su culminación, que el dicho "Si amas, deja ser" o "Si es tuyo volverá; si no, nunca lo fue". Dichos más que ciertos encuentran su homenaje en esta comedia dramática sobre un tipo que tiene una esposa y que no la comparte ni con el vecino ni contigo, y...qué mala suerte, porque está muy guapa. En definitivamente, tanto por lo gráfico en ciertas escenas como por el tema, es una cinta que te recomiendo mucho ver. 

2 comentarios:

  1. Jajajajaja, me encantó que paralelamente la crítica a la película se transpola hacia la sociedad mexicana y se vuelve también crítica de la idiosincrasia masculina del país.
    Yo no estoy enteramente seguro si el detalle de la síncopa entre géneros respecto a su madurez sea una ley o una mera coincidencia de observadores. Me preocuparía que en efecto como hombres seamos más lentos en el aprendizaje y desarrollo humano. ¿Será acaso una de las contraindicaciones de vivir en la cúpula del patriarcado?
    Puede que esa 'perfección' estadounidense se deba a la falta de familiaridad, al final, la obra fuente es de Agustín y su lente apunta casi sin distracción en los pasos del México que lo formó, tratando celosamente de entender el por qué de sus fallas.
    Sin embargo, las enseñanzas en las relaciones humanas, sin importar ya su departamento particular, son también muy universales. Los detalles que definen cada cultura y nacionalidad no terminan de sofocar lo que por especie compartimos en el vasto recorrer de paralelo a meridano.
    Lo reconocible nos da la pauta para reírnos de nosotros mismos, mientras que el trasfondo universal nos permite reflexionar, al que lo quiere ver, que tanto podemos llegar a crecer y aprender de nuestros errores como género.

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    1. Pues sí. La idea del reflejo cultural no pasa desapercibida. Pero como se trata de una cinta mexicana, la balanza se inclina un poco por el enfoque en cuestión.
      Sobre lo del género, probablemente sea un patrón, pues aquí la clave es la experiencia.

      Muy de acuerdo. :)

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