No respires. ¡No te tires ni un pedo!



Desde su promoción No respires fue vendida como un producto de suspense y tensión, un tanto gore en los puntos visuales necesarios, pero más que nada, como una cinta de horror realista. Y si te pasa por la cabeza la pregunta "¿No he visto ya este tipo de películas incluso un domingo en mi cama?", estás en lo cierto. La cinta dirigida por Federico Álvarez puede hacer fila para entrar en esta categoría, aunque dudo que sea para siempre. 

No respires (Dont breathe) presume su diseño de audio, aunque con sutileza. Aprovecha para demostrarte, a su vez, que un buen manejo de fotografía, cámara angular y el hábil uso de luces y oscuridad, realmente pueden contribuir al desarrollo narrativo de una propuesta, en este caso, de la película que nos ocupa e interesa. ¿De qué se trata? La historia nos muestra ciertos momentos de la vida de tres jóvenes, que ocupan sus tiempos robando casas, pero usando habilidades aparentemente envidiables al nunca ser atrapados in fraganti. Ya una vez que la cinta se ocupa de mostrarte más o menos quiénes son es cuando te comparte sus motivaciones, aquellos deseos que tienen y que los justifica para ser ladrones. Entonces les llega la oportunidad de robarle a un veterano de guerra que vive solo en su casa abandonada en Detroit y al instante el trío de muchachos piensa que se trata de un blanco fácil. 

La cinta maneja el suspense con eficacia, construye la tensión con pericia y esto provoca que el espectador pueda disfrutar la película, aunque no deja de tener sus momentos predecibles. El estilo narrativo, en términos visuales y de desarrollo de personajes, proviene del que fue director de Posesión infernal (2013) en cuyo trabajo continuo encontramos un estilo que satisface de manera entretenida; si bien ambas cintas logran mantenernos atentos a la historia, es claro que no presenta una estructura que invite a ir más allá de lo que propone en un principio. Si la película ya mencionada habla de cierto tipo de posesión, uno que acabará con todos, en No respires habla de un atraco que no termina de ninguna forma que no resulte previsible para el espectador. Es divertida, está bien llevada, pero se estanca en una "agradable monotonía". Su estilo está presente, no se hace esperar, y eso es un acierto. 

Estamos, pues, ante un filme que si bien sigue las reglas narrativas (motivaciones, obstáculo sólido, personajes inocentes o atrevidos, sitio desolado, etc.) que su género le indica, se desenvuelve en ellas con soltura, obligándote a gritar cuando sea necesario, saltar del asiento con sus pequeños giros, acompañar a los personajes ya sea por defender el hogar o por huir con la recompensa que el riesgo supone. Y aunque el estilo del director de Evil Dead está ahí, la película tiene también sus puntos de convergencia con la que es considerada un clásico entre los amantes del terror: La masacre de Texas, donde la violencia forma parte del entretenimiento, pero aquí No respires lo maneja con moderación. La sangre y la muerte acechan en cada esquina. 

No respires presenta estos elementos, además de actuaciones adecuadas y satisfactorias gracias al elenco adhoc para esta ocasión. Esto contrasta sanamente con el factor de previsión del que adolece la cinta. Durante toda la proyección la película es capaz de entretenerte, ahí no hay "pero", no obstante, sus puntos de innovación son delgados. Es una propuesta fílmica cuyo mayor poder radica en hacerte sentir el miedo, comerte las uñas y rogar porque los protagonistas salgan vivos del peligro que corren. Así que mejor mantén la respiración, no te muevas ni un milímetro, no te tires ni un gas porque si no ya valiste. 

Otra ventaja de la atmósfera que el filme se ocupa de crear es la motivación de cada personaje, aunque siendo rígidos, sólo uno del trío es el más desarrollado; los otros parecen estar como palanca de oposición para generar la profundidad temática esperada. No abras la boca, no eches vaho en el vidrio, no sudes, no dudes; en varias de sus secuencias la narrativa toma forma de zigzag y eso es lo que te lleva a predecir sus consecuencias. Aun así brincas del asiento y por eso te la recomiendo. 

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