La niña de la mina. Cuando intentamos emular el cine de terror americano...



No siempre entiendo de dónde sacan ganas las producciones mexicanas para intentar imitar las fórmulas narrativas del cine de terror estadounidense, pues además de lucir una impresionante carencia de contenido, termina por verse falso el intento de realizar algo original. En lo personal, aplaudo la intención, pero deberían ponerle más esfuerzo en construir algo propio. 

En este caso, todo comienza en una mina en Guanajuato. A partir de la intrusión de turistas a la zona, el dueño del sitio los secuestra y tortura, desencadenando una venganza en contra de los suyos, lo que incluye su pequeña niña... Ahora, el espíritu de ésta ronda los rincones más oscuros de la zona, arrastrando cuanta alma inocente se encuentre o pierda por ahí. Es cuando entran en escena una guapa Sara (Regina Blandón, Vicky en La familia P-luche) y Mateo (José Ángel Bichir) para investigar la presunta desaparición de Karen (Paola Galina). 

La premisa suena interesante, y el contexto es llamativo, pero ni el atractivo elenco, ni la buena fotografía, ni el diseño de producción ni la bella presencia de Regina salvan a esta cinta de ser "algo más del montón". De inicio sostener un argumento como este (el espíritu de una niña pequeña acecha a los visitantes, matándolos en el interior de su "nuevo hogar") era difícil sostenerlo para un largometraje de más de una hora; pudieron haberlo hecho cortometraje y contener con mayor astucia el suspense sin aburrir a la audiencia. 

Es por ello que, gracias a su escaso desarrollo y sustos baratos, la película se percibe leeeenta, con uno que otro susto más típico del cine de terror americano -con evidentes intenciones de mantener interesado al espectador-, la cinta APENAS tiene algo que ofrecer: Regina Blandón, una escena candente, el ligero misterio, las tomas en primer plano y, quizá, un seductor vistazo de las locaciones de Guanajuato. 

La química entre los protagonistas es adecuada pero no destaca, pues a través de diálogos mordaces construyen a duras penas lo que llamamos trasfondo. La empatía es mínima, pero no proviene de sus acciones, sino de lo que ocurre alrededor. Como resultado, no nos termina interesando lo que les pase a ellos, sino acabar con el "mal" que ronda la zona. 



Y es que como espectador, mata más esa falta de tono que las risas diabólicas que se escuchan en el inter. La cinta es vendida como producto de terror, pero su tratamiento apenas la acerca al misterio rural, esto debido a que surgen los clichés usurpados de las fórmulas del cine vecino. Este elemento provoca que exclamemos "¡No inventes!", porque terminas por no creer lo que ves. Tiene sus incongruencias; sin embargo, éstas sirven para "acentuar" una atmósfera ambigua y un tono que no termina de definirse. Y lo peor es que, para cuando el tercer acto aparece y finalmente creemos que "los héroes" se enfrentarán al "mal" de la película, sólo aparece el rostro maldito dos segundos -literal- y rápidamente Eduardo Ramírez [director] nos traslada al epílogo, dejando que nuestra curiosidad descifre lo obvio. 

Entonces caemos en la cuenta de que, en términos estrictos, NO sucede NADA. 

Entre lo mejor están Regina y las locaciones donde tuvo lugar la película. 

Entre lo malo: tratamiento, ausencia de conflictos internos, final anti-climático, una historia que no pega ni un poco, el ritmo lento, en fin...

1 comentario:

  1. Yo la fui a ver para apoyar al cine nacional.

    En mi opinión esta película es más una critica social, de la virtud humana cuando se enfrenta a situaciones de alto impacto, al mismo tiempo que refleja perfectamente el comportamiento de las personas en situaciones inhóspitas. no es que sea la mejor película de su generó, pero se nota el esfuerzo por innovar.

    Firma: Tacos al Pastor

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