Sense8. La sombra de David Mitchell.



Una mujer que telepáticamente está en contacto con varias personas (conocidas como sensates) alrededor del mundo se suicida para que un misterioso sujeto no dé con ninguna de ellas. Grosso modo, así comienza el catalizador narrativo de Sense8, la más reciente propuesta de las hermanas Wachowski

Sabiendo que ellas están detrás, entendemos la naturaleza de la premisa y el arco argumental en que la historia preliminar se sustenta. No en vano estuvieron detrás de la adaptación de la metafísica novela de David Mitchell, El Atlas de las Nubes (Cloud Atlas, 2012). La idea de que somos no sólo trascendentes, sino también trascendentales, en espíritu, mente y energía, es una propuesta con la que estoy de acuerdo. Principalmente porque todo, absolutamente todo lo que hacemos tiene repercusiones, ya si tenemos el tiempo de presenciar las secuelas, es otro asunto. Pero todo nos concierne. Somos uno, uno con el universo. Lo que hacemos le concierne al prójimo. 

En Atlas de las Nubes, más que lidiar con el concepto de reencarnación, nos acercamos a la idea de la unión más allá del tiempo, esto por medio de los conceptos abstractos que nos dan la noción de lo que entendemos por Vida: amor, miedo, confusión, esperanza, sueños, valor, coraje, inteligencia, entre muchos otros. Si bien las Wachowski, a modo de sello personal, no se olvidan de hacer críticas directas al convencionalismo (llámese comentarios detractores hacia la política, la sexualidad en sus puntos más sórdidos, familia, humanidad, rencor, odio, por nombrar algunos), también resaltan la importancia de creer en nosotros mismos, sin importar quiénes seamos. Porque es algo que defienden claramente, a capa y espada: sé tú y no permitas que te cambien. 

Conoce a Nomi Marks (Jamie Clayton), una mujer transexual que busca ser libre con el amor de su vida, mientras lucha contra los designios de su familia por transgredir las leyes tradicionales. Un personaje que, aunque tiene algunos matices interesantes, su historia es la más obvia del arco general. 

Por su parte, Capheus (Aml Ameen) es un muchacho oriundo de la India que debe velar por su madre enferma, hasta que un inesperado encuentro le da la oportunidad de salvar a su mamá, tomando dudosas decisiones éticas que no hacen más que complejizar su psicología. 

Mientras que Wolfgang (Max Riemelt) es un hombre cuya infancia fue delineada por problemas familiares, todo lo que lo rodea lo sitúa en el mundo mafioso, donde la seguridad y el arriesgo se combinan de tal forma que este arco narrativo construye los giros de acción necesarios para la trama general. Es un personaje interesante por ser el antihéroe. 

Lito Rodriguez (Miguel Ángel Silvestre) es un actor con un secreto: es gay. Es con su personaje que la serie tomará sus respiros camino hacia la comedia dramática, y con quien la producción escogerá como "telón de fondo" varios de los lugares más recónditos de la Ciudad de México

Will Gorski (Brian J. Smith) es un oficial de policía que poco a poco se verá envuelto en este misterio de los sensates, situación que lo rodeará de diversos problemas, pero también de intensas escenas de acción. Es un personaje entrañable gracias a su dimensionalidad, de los más trabajados y con quien podríamos identificarnos gracias a su faceta de "héroe inocente". 

Kala Dandekar (Tena Desae) es una mujer oriunda de India que está por casarse con el que parece ser un buen hombre, venido a su hogar para amarla. Sin embargo, extraños sucesos llevarán su corazón con otro ser humano. Es con su personaje que la serie aprovechará para formular sus críticas al convencionalismo y, sobra decirlo, la religión. 

Con Riley (Tuppence Middleton) es un personaje ligeramente melodramático: una DJ con un triste pasado cuyo presente queda incierto, hasta que el amor, en su estado más puro, llega a su vida. 

Sun (Bae Doona) es con seguridad el personaje más interesante por la construcción psicológica que se le da. Su vida es cotidiana, su alrededor lo es, pero son las capas emocionales, sus decisiones y sus profundas miradas las que hacen de ella un personaje sumamente atractivo (estoy segura que ella es Somni-451 -si leíste y viste la cinta de Mitchell sabes de qué hablo-). 

Hay que decir que la serie, en esta primera temporada, mantiene los giros de tensión dramática de una forma interesante, lo que nos lleva a dejarnos seducir por su mitología, por su desarrollo, por su historia. Tiene escenas verdaderamente fuertes, más relacionadas con la violencia que con lo sexual, porque lo tiene todo. Sense8 tiene una particular escena construida para criticar la cultura mexicana, y dado que la mitad de las locaciones son de aquí de México, no me sorprende. No obstante, las Wachowski arrojan un mensaje de esperanza, de unión. Lo mandan y depositan en Will, en Riley y especialmente en Capheus. 

Encuentran giros medianamente oscuros en Wolfgang, incluso psicología densa (poco) en Nomi, pero tampoco es sorpresa. Una serie que se toma sus libertades en trascender lo moral merece mi respeto, sobre todo por la honestidad con la que trata cada premisa como lo es el peligro, la noción de amor que manejan y la esperanza de unión. También es importante destacar el estilo de filmación, el montaje y la edición, pues en vista de que la serie no maneja efectos visuales computarizados (quizá los efectos prácticos sí), da como resultado un lujo narrativo pocas veces visto en pantalla. 


Sense8 es interesante, es adrenalina por momentos clave. Es espiritualismo clásico; no es lo más original que pueda haber, pero sin duda nos atrapa, por su ficción, por sus puntuales y atinados momentos cómicos, por su drama y por su idea de la unión espiritual, de la idea de que todos estamos conectados, ¿no es genial? Recomendable dentro del género de la sci-fi de aventura, acción y autocrítica. 

Lo mejor es la construcción narrativa, el arco emocional y el desarrollo psicológico de los personajes. Es una serie que se toma en serio su mitología, procura ser congruente con su mensaje y disfrutas la tensión y el misterio que ofrece. 

Lo malo es que varios de los diálogos son trillados y deja algunos cabos no resueltos, incluso para tratarse de una primera temporada. 

Yo la vi en Netflix, pero si te interesa verla y no tienes el servicio de streaming, da click aquí.

2 comentarios:

  1. Otra serie original de Netflix —que a estas alturas ya empiezan a ser constante de calidad en materia de series televisivas— con una propuesta rompe paradigmas. No por el género; series de ciencia ficción hay a puños y desde que Star Trek fundara su propia iglesia, tampoco por su tono de acción y suspenso, cosa que ya habían marcado pauta desde los noventas joyas como Twin Peaks y X Files, más bien tiene que ver en una amalgama de elementos que en conjunto construyen una propuesta muy arriesgada y atrevida.
    Es lo anterior, más el marco de la globalización con personajes de diversas nacionalidades y latitudes convergentes en una tarea común y que de pronto se enfrenta a sus propias realidades particulares.
    Es lo anterior más el retrato humano que no deja escapar nada, construyendo un abanico de identidades que van desde la nacionalidad, lo racial hasta lo sexual.

    Pero también es lo anterior y una proyección de la ciencia ficción en el más puro estilo de Philip K. Dick. El autor estadounidense no es ni remotamente ajeno al formato audiovisual con adaptaciones al cine de sus obras como Total Recall, Do Androids Dream of Electric Sheep?(Blade Runner), A Scanner Darkly, Minority Report, por mencionar las más populares. Sin embargo todas estas adaptaciones han quedado a deber de una u otra forma la complejidad psicológica con que Dick retrata a sus víctimas —porque seamos honestos, son personajes a los que normalmente no les va nada bien— y dichos héroes trágicos se muestran en el mejor de los casos, trágicos. Pero ¿qué hay de esos personajes llenos de duda, miedo, indecisión y hasta ambigüedad moral como Jason Travener?

    L@s Wachowski ya habían demostrado sus dotes para la ficción oscura a través de Matrix y ese punto de cuestiones filosóficas que se columpian al filo de la catástrofe en la relación hombre-sistema. Está entredicho que se saben de memoria las distopías futuristas de los maestros postmodernos de la ciencia ficción, comprenden las inquietudes de una sociedad avanzada pero opresora, persecutora de lo diferente, de lo que no cuadra al sistema. Pero esas distraías son más reflejo del mundo contemporáneo que visiones del horizonte lejano.

    Sense8 no tiene un vínculo literario con autores de ciencia ficción, pero se le nota su influencia, su cuestionamiento a lo establecido, la naturaleza humana en relación con el sistema y su supervivencia ante la amenaza que supone este último.

    La serie cumple con el factor de entretenimiento al aportar un tono de intriga y mitología fantástica que se mezclan en el desarrollo de cada personaje individualmente, formando un ensamble dinámico y rico en valores cromáticos. Pero también invita a la reflexión, nos sugiere buscar los puntos en común con nuestro entorno y cuestionarlos.

    La segunda temporada se avecina para Mayo de este año… ¿están listos?

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