The Void. Aislamiento patológico.



Me acuerdo el miedo y la intriga que me causó Hotel sin salida (Dir. Antal, 2007) donde unos desconocidos se dedican a asustar y torturar a los "clientes" de un hotel en mitad de la nada. También me acuerdo del estilo visual y altamente grotesco de La cosa (Dir. Carpenter, 1982), cinta en la que una criatura extraterrestre tiene el poder de imitar la apariencia física de otros seres vivos. Ambas películas -distantes, claro- comparten el elemento de la incertidumbre, volviéndolo un elemento sugerente y sintomático. Hay, claro está, cintas de terror más contemporáneas que manejan estupendamente el elemento narrativo, pero en The Void, todo se convierte en una mezcolanza gratuita y burda donde no sabes bien por qué ocurre lo que les pasa a los personajes ni mucho menos cómo es posible. 

De pasar a ser, al menos en su primer acto, una película sobre un tipo herido que necesita cuidado médico pasamos a una historia bizarra donde una extraña y grotesca raza alienígena busca "ayudar" a la humanidad a superar la muerte. Este "debate" encuentra un banal punto de unión entre el intento de huir de los protagonistas, alarmados por lo desconocido, extraños hombres de blanco que sólo piensan en matarlos, como en una horrenda criatura que los devora lentamente. 

El suspense y la sugestión las elabora adecuadamente, con un ritmo paciente e inteligente, pero cuya estética es tan usada, que termina por quitarle la credibilidad a una cinta que la necesita desesperadamente. Más allá del endeble discurso sobre superar la vida y la divinidad, que terminan desdibujados entre el ilógico "antagonista" y las muertes alrededor, hay poco que rescatar en una película que, francamente, pierde el rumbo a la mitad de su metraje. Su derrotero, que es asustar, lo consigue, y quizá en ese sentido debe ser admitida, pero los giros de tuerca son ilógicos; en contraparte y como algo positivo, maneja el terror psicológico, en los instantes en que aparece, de una forma brutal, tétrica e incluso psicodélica, pero fuera de eso, resulta inane cómo termina todo. 

El punto es estremecernos, y a ratos lo logra, pero este sentimiento se diluye cuando experimentamos asco con el diseño de las criaturas, nos sacamos de onda con la "motivación" de los malos y nos confundimos porque no sabemos si estamos ante una cinta de asesinos comunes, una secta piscótica o una película de una raza que pretende adelantar el apocalipsis... 


La estética roja y azul con que el director adorna la cinta para crear una atmósfera claustrofóbica mantiene la idea de que es una cinta de horror; sin embargo, no es homogénea en su tono y eso puede perder al espectador. Este hecho, sumado a un vislumbrable trasfondo de personas donde sabemos que A y B estaban juntos antes, que C es primerizo, que D está esperando una operación y que E está escapando de un mal inexplicable, pues hay realmente poco que conectar y ese es otro problema. Deben escapar, ¿de qué? Hay extraños fanáticos que matan, ¿por qué y para qué?

Lo bueno: buen suspense, buena tensión en puntuales ocasiones, terror psicológico por instantes. 

Lo malo: la falta de tono y lo vomitable del diseño de las criaturas asesinas. 

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